UNAM Biblioteca Central apestan
Se trata, evidentemente, de un espacio con valor artístico. Biblioteca destinada a atender principalmente a estudiantes de licenciatura del campus Ciudad Universitaria y también al público en general. Hasta ahora, todo bien: tenemos un escenario presto para alguna compaña por el orgullo de ser-UNAM o para la grabación de una entrevista a algún destacadísimo catedrático en la sala de lectura de la planta baja (misma que el honorable universitario en realidad jamás pisa, ya veremos por qué), sin que al personal de TV-UNAM o a quien haya comisionado a ésta, le importe mucho interrumpir el trabajo de los ahí presentes, quizá porque éstos no son catedráticos-honoris-causa-eméritos-amigos-de-gente-influyente (esos, los que están pintados, que se aguanten mientras dura la filmación de nuestra pequeña cápsula ficcional).
Siempre nos preguntamos por qué de México se dice que es un país que lee tan poco y tan mal. Parte de la respuesta la podemos encontrar aquí, en la biblioteca central (principal) del campus principal de la principal universidad del país. Los problemas del servicio pueden dividirse en dos clases: los relacionados con la infraestructura y los causados por UNA PARTE del personal que ahí labora. Desde ahora podemos afirmar que los peores, los más dañinos, son los segundos.
Pero antes, vayamos a ver la infraestructura. Este es un edificio que luce bien por fuera, no obstante, carece de iluminación y ventilación suficientes, algo difícil de remediar de suyo. El material bibliográfico es nutrido y las adquisiciones bien llevadas, aunque quizá lentas si haces una solicitud. Todavía no hay terminales electrónicas para consulta de enciclopedias en línea y otros materiales digitales. El mobiliario se encuentra algo deteriorado, en particular muchas de las sillas. Los sanitarios carecen de algún sistema de ventilación/desodoración. No hay autoservicio de fotocopiado (esto quizá esté justificado dada la dimensión de la afluencia de usuarios).
Ahora, pasemos al personal. Quizá la mayoría de este (50% + 1) es consciente de la índole del lugar donde trabaja. La otra parte simplemente no sabe cómo comportarse en una biblioteca: ¡Se ponen a platicar! y no siempre a un volumen moderado... como si estuvieran en cualquier otro lugar menos en una biblioteca. Y hasta se burlan de las quejas de usuarios. Por ejemplo, recuerdo que cierta ocasión una empleada protestaba, cínica e ignorante, así: "Ni que fuera esto un templo para estar todos calladitos". Y claro, casi lo hacía a gritos, para hacernos ver quién mandaba.
Los sanitarios están bastante limpios para estándares UNAM, aunque será mejor prevenirse con jabón y papel, pues de estos nunca hay (cuentan que estos insumos se los "clavan" periódicamente los responsables mismos de ponerlos a disposición del usuario)
Ya por último, vale no dejar sin mención tres hechos sin explicación o inexplicables: 1) según el reglamento respectivo y el sistema de préstamo, es posible, en principio, sacar tres libros a domicilio, y sin embargo, invariablemente, de permitirán sacar sólo dos; 2) únicamente en la planta baja hay despachadores automáticos de préstamos y devoluciones; 3) también en planta baja, hay unos enigmáticos gabinetes para archivo de tarjetas, sin utilizar desde tiempos ya inmemoriables...
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