Universidad Guadalajara Lamar mediocre
Por lo tanto, sólo evalúan positivamente a los maestros que los pasan fácilmente,y evalúan negativamente a los buenos maestros que les piden mejores trabajos y un mayor nivel de preparación. Por lo tanto, imperan alumnos, groseros, prepotentes, con aspiraciones mediocres en cuanto al estudio y con actitudes que es de menores de edad, pues son groseros también con el personal que allí labora.
Desafortunadamente, tanto maestros como, el personal, están en desventaja, pues la Universidad Guadalajara Lamar prefiere las colegiaturas de estos mediocres en ves de resolver con justicia un problema y le suelen dar la razón al alumno, aunque eso signifique, rebajar el nivel educativo, así como el de su formación personal. Si fuera empleadora, no contrataría a alguien egresada de esta institución, por el pésimo nivel que tienen, y la falta de respeto que manifiestan para el personal educativo que se supone, debe formarlos.
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Comentarios sobre esta queja
Mejor también sería atajar el mal educativo-social desde la raíz no entrando a estudiar en esta escuela patito
MALA METODOLOGÍA PARA EVALUAR
Detrás de 50 burros siempre hay un burro mas grande.
La mejor forma que yo he visto que existe (Y tiene varios asugnes) para evaluar a un profesor es con los llamados exámenes de partamentales, que los aplica directamente la escuela a los alumnos, estos son odiados en la UNAM y no los aplican por la llmada libertad de cátedra (Que ha ocasionado un daño/beneficio dentro de la UNAM dependiendo del profesor y carrera).
Las reglas son simples:
El profesro tiene conocimientos tanto de la materia como para enseñar.
La escuela le da el temario y fechas de aplicación de exámenes.
El departamento aplica los exámenes y´si los alumnos aprendieron el profesor es bueno, caso contrario el profesor no sirve.
Claro que hay detalles finos - Alumnos faltistas que llegaron a hacer el milagro al examen y no lo lograron por ejemplo.
Nota: ¿Les suena la prueba enlace?, Les suena el CENEVAL?
Detrás de 50 burros siempre hay un burro mas grande.
La mejor forma que yo he visto que existe (Y tiene varios asugnes) para evaluar a un profesor es con los llamados exámenes de partamentales, que los aplica directamente la escuela a los alumnos, estos son odiados en la UNAM y no los aplican por la llmada libertad de cátedra (Que ha ocasionado un daño/beneficio dentro de la UNAM dependiendo del profesor y carrera).
Las reglas son simples:
El profesro tiene conocimientos tanto de la materia como para enseñar.
La escuela le da el temario y fechas de aplicación de exámenes.
El departamento aplica los exámenes y´si los alumnos aprendieron el profesor es bueno, caso contrario el profesor no sirve.
Claro que hay detalles finos - Alumnos faltistas que llegaron a hacer el milagro al examen y no lo lograron por ejemplo.
Nota: ¿Les suena la prueba enlace?, Les suena el CENEVAL?
He leído este comentario sobre las evaluaciones que hacen los alumnos de los profesores en Lamar.
Pues bien, yo trabajé ahí y daré mi opinión en base a mi experiencia.
Generalmente, las clases transcurrían bien al principio del semestre, he incluso había una buena relación con los alumnos. Sin embargo, luego de las primeras evaluaciones, los alumnos reprobados empezaban a mostrarse hostiles; y de ahí en adelante era lo mismo.
Al acercarse el final del curso, llegaba la hora en que todos nos evaluabamos: los profesores evaluabamos a nuestros jefes de academia, a los coordinadores, a los secretarios responsables del plantel, etc. Ellos también nos evaluaban a nosotros. Incluso nosotros nos autoevaluabamos.
Siguiendo el consejo de las autoridades del plantel, nosotros nos poníamos 100 en todo, y de igual forma calificabamos con 100 a nuestros jefes. Ello en razón de que luego venía la evaluación de los alumnos a docentes y autoridades. Y sabíamos que los alumnos no tendrían misericordia, pues al llegar el final del semestre no tenían precisamente buenos sentimientos hacia nosotros.
Siempre salíamos muy mal calificados por los alumnos.
Con los buenos alumnos no había problema. Ellos habían trabajado y tenían buena calificación, por lo que no guardaban resentimientos. Había también otros alumnos, que aunque no les hubiera ido bien, eran maduros y justos, y calificaban con honestidad. Pero muchos estudiantes aprovechaban para desquitarse de los profesores que más los habían hecho trabajar o que más tareas dejaban o que más los "aburrían".
Hay profesores que lograron entender el sistema, y dejaron de exigir demasiado a los alumnos (¿para qué pedir peras al olmo?). Hay profesores cuya metodología de clase y de evaluación es tan simple y ligera que parece que trabajan con niños de kinder; así se ahorran muchos problemas con los alumnos. Hay profesores que saben bien que no tiene caso hacerla de héroe en un sistema como el de Lamar, que privilegia al alumno flojo con tal de que éste no deje de pagar. Hay maestros que no reprueban, pues no quieren quedarse sin trabajo.
Yo no fui de esos profesores. Nunca quise entender como era el sistema y por ello no duré mucho tiempo ahí.
Yo fui docente ahí, y procuré dar lo mejor asesorándome con catedráticos de la UdG, de la Ibero y de la UNAM para pedir proyectos a mis estudiantes, de acuerdo a su nivel. Sin embargo, hubo alumnos que se quejaron y, mis autoridades llegaron al punto de pedirme que no les dejara trabajos de nivel universitario a los muchachos, pues no tenían la capacidad para hacerlos y se molestaban (?). Yo me pregunté entonces: ¿Qué no se trata de una universidad, o estoy por error en una institución para niños de educación especial?
La calidad educativa de las instituciones como Universidad Guadalajara Lamar está determinada por sus peores alumnos.
JBV
subir Pues bien, yo trabajé ahí y daré mi opinión en base a mi experiencia.
Generalmente, las clases transcurrían bien al principio del semestre, he incluso había una buena relación con los alumnos. Sin embargo, luego de las primeras evaluaciones, los alumnos reprobados empezaban a mostrarse hostiles; y de ahí en adelante era lo mismo.
Al acercarse el final del curso, llegaba la hora en que todos nos evaluabamos: los profesores evaluabamos a nuestros jefes de academia, a los coordinadores, a los secretarios responsables del plantel, etc. Ellos también nos evaluaban a nosotros. Incluso nosotros nos autoevaluabamos.
Siguiendo el consejo de las autoridades del plantel, nosotros nos poníamos 100 en todo, y de igual forma calificabamos con 100 a nuestros jefes. Ello en razón de que luego venía la evaluación de los alumnos a docentes y autoridades. Y sabíamos que los alumnos no tendrían misericordia, pues al llegar el final del semestre no tenían precisamente buenos sentimientos hacia nosotros.
Siempre salíamos muy mal calificados por los alumnos.
Con los buenos alumnos no había problema. Ellos habían trabajado y tenían buena calificación, por lo que no guardaban resentimientos. Había también otros alumnos, que aunque no les hubiera ido bien, eran maduros y justos, y calificaban con honestidad. Pero muchos estudiantes aprovechaban para desquitarse de los profesores que más los habían hecho trabajar o que más tareas dejaban o que más los "aburrían".
Hay profesores que lograron entender el sistema, y dejaron de exigir demasiado a los alumnos (¿para qué pedir peras al olmo?). Hay profesores cuya metodología de clase y de evaluación es tan simple y ligera que parece que trabajan con niños de kinder; así se ahorran muchos problemas con los alumnos. Hay profesores que saben bien que no tiene caso hacerla de héroe en un sistema como el de Lamar, que privilegia al alumno flojo con tal de que éste no deje de pagar. Hay maestros que no reprueban, pues no quieren quedarse sin trabajo.
Yo no fui de esos profesores. Nunca quise entender como era el sistema y por ello no duré mucho tiempo ahí.
Yo fui docente ahí, y procuré dar lo mejor asesorándome con catedráticos de la UdG, de la Ibero y de la UNAM para pedir proyectos a mis estudiantes, de acuerdo a su nivel. Sin embargo, hubo alumnos que se quejaron y, mis autoridades llegaron al punto de pedirme que no les dejara trabajos de nivel universitario a los muchachos, pues no tenían la capacidad para hacerlos y se molestaban (?). Yo me pregunté entonces: ¿Qué no se trata de una universidad, o estoy por error en una institución para niños de educación especial?
La calidad educativa de las instituciones como Universidad Guadalajara Lamar está determinada por sus peores alumnos.
JBV
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