Por el bien de todos
Esta es la opinión de Ricardo Rocha publicada en el Universal: qué le tienen miedo...
Lo de que López Obrador es un peligro para México tiene como fundamento el miedo. Pero no sólo el que pueda provocar entre un segmento de la población -ya no la mayoría, por fortuna- que deje de votar por él, sino el miedo como origen de toda esta embestida: el terror manifiesto del presidente Fox que hasta la náusea sigue en campaña para evitar a toda costa que el perredista lo suceda; el horror instintivo de buena parte de una clase privilegiada e ignorante, pobre en ideas pero rica en lugares comunes como los chistes racistas que ya le han inventado; el pavor de aquellos con cuentas bancarias tan largas como las colas que nadie les ha pisado, todavía; el susto pelón y alarmado de sus adversarios políticos que día a día se documentan sobre las encuestas y la fatalidad que los consume; la aprehensión -justificada o no- de hombres y mujeres de buena fe pero escaso carácter que han sido inoculados con el veneno de la incertidumbre.
Y desde luego, la pregunta obligada es a qué le tienen miedo unos y otros: ¿a que muchos de ellos vayan a dar a la cárcel? Es probable que sí, sobre todo si han robado a manos llenas, si sus ilícitos y sus trácalas por millones nos han privado de escuelas, caminos y hospitales; ¿a que se destapen las cloacas de Fobaproa, del Infonavit, de Aduanas, de las casas de apuesta, de todas las prevendas que se han repartido para cubrir la salida del régimen? Pues hay que reconocer que su pavor está justificado.
A qué le tienen miedo: ¿a cómo va a manejar la economía? Si ya el FMI ha concluido que este gobierno ha sido un desastre que desperdició la bonanza petrolera, que está lejos del crecimiento promedio de América Latina; si el Banco Mundial asegura que retrocedemos en la lucha contra la pobreza, si cada año 600 mil paisanos se siguen arriesgando a achicharrarse en el desierto en busca de la sobrevivencia. Peor imposible.
A qué le tienen miedo: ¿a que él no le entiende a la globalización? Si estos que gobiernan ahora se han peleado con medio mundo, si son más fondistas que el Fondo y más banquistas que el Banco, cuyas tesis sobre la prioridad de la pobreza han rebasado por mucho al conservadurismo mal disfrazado de modernidad que hemos venido padeciendo; ¿a que le falta roce internacional y se pasa de nacionalista? Seguramente les preocupa que ya no habrá más tiradero de recursos en viajes inútiles para lucir el charol, darse besitos, hacer ridículos lingüísticos o visitas extravagantes a lugares de los que ya nadie se acuerda. Pero eso sí, con cargo al erario.
A qué le tienen miedo: ¿a que se espante la inversión
privada mexicana?
Si nunca hubo tanta como en los años recientes en el DF, ¿y
la extranjera? Si las más diversas voces del ámbito
internacional de los más distintos istmos han dicho que
estarían dispuestas a trabajar con su gobierno, si no
hay señal alguna de nerviosismo en los mercados financieros
y sí las principales calificadoras (Standard, Fitch, Moody´s
y anexas) avalan la solidez financiera del Gobierno del Distrito
Federal contra las mentiras de endeudamiento en los spots panistas.
A qué le tienen miedo: ¿a su carácter autoritario? Si cuando el Paraje San Juan comenzaron a lincharlo para que pagara mil 800 millones de nuestros impuestos, pero cuando demostró que tenía razón ya nadie dijo nada y en todo caso es difícil imaginar un autoritarismo mayor al de Fox que quiere quitarnos a uno e imponernos a otro; ¿le tienen temor a que es violento? Si cuando pudo llevarse a miles a San Lázaro el día del desafuero les dijo una y otra vez en el zócalo "no se muevan de aquí" y se fue solo; ¿hay, a propósito, algo más violento que las contracampañas en su contra?
A qué le tienen miedo: ¿a que ya no van a poder imponer la reelección virtual, con herencias tramposas en puestos claves y a largo plazo, para seguir jugando al gobierno como si fuera un osito de peluche que se puede tirar y recoger cuando se les pegue la gana? Ya no. Ahora el camino sería sin retorno: de la capital al rancho.
Por último, lo que no es interrogante pero sí evidencia es la soberbia y el menosprecio a una ciudadanía que suponen idiota y propensa a tragarse todas las mentiras y que, por cierto, ya no tiene miedo. Ningún miedo. El miedo está en otra parte.
Enviado por: - Usuario(a) de Apestan.com -
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