Kalley vende productos de pésima calidad y se dedica a estafar y robar clientes
Los rumores sobre lo defectuoso de los productos de esta pésima marca en cuanto a televisores, celulares y otros electrodomésticos, quedó corroborada con un caso personal que procedo a explicar y también para alertar a otros consumidores sobre las artimañas, engaños y estafas de esta empresa en conjunto con su socio Alkosto:
El pasado 1 de septiembre de 2019 adquirí un celular Kalley Element Plus DS en el centro comercial Alkosto Calle 6x. Esa tarde, tan pronto llegué a casa para personalizarlo, fue grande mi sorpresa cuando comenzó a apagarse cada 2 o 3 minutos por sí solo, debiendo yo encenderlo cada dicho periodo. Pensé que sería cuestión de cargarlo, pero el problema seguía persistiendo incluso cuando tenía el 100% de batería.
Acudí entonces a Alkosto para que me hicieran la devolución, pero me dijeron que no cambiaban ni devolvían dinero, y que tenía que entenderme directamente con la marca Kalley.
Al acudir, me dicen en Kalley la misma respuesta: no cambian el producto ni hacen devoluciones, solo entra a servicio técnico para ser revisado y reparado.
Les digo que esto no tiene motivo, puesto que yo pagué por un celular NUEVO, y con el solo hecho de ser modificado en reparación, ya es de segunda mano, por lo que exijo una devolución, pero se niegan.
Sin embargo, dejo el celular y me dicen en Kalley que espere 10 días hábiles, es decir, 2 semanas, y que pasado el tiempo se comunican para que yo acuda a recoger el producto. Pasó el tiempo y no llamaron. Tampoco respondían las llamadas, así que tuve que acudir nuevamente al centro de servicio técnico Kalley, situado en la carrera 68 con 67 D, y al llegar me dicen que no ha pasado nada y que tengo que esperar 30 días hábiles más. (sí, 30 días hábiles, es decir, casi mes y medio), porque no ha sido reparado.
No obstante, el 3 de octubre llamé a Kalley (en vista que ellos jamás se comunicaron conmigo), y me informaron que el celular ya estaba listo y reparado para ser recogido. Fui por el aparato a la tienda, lo traje a casa, pero cuán grande fue mi sorpresa al darme cuenta que NUEVAMENTE estaba averiado. Esta vez tenía una falla distinta: nada de lo que un habla durante las llamadas es escuchado por la otra persona. Se habla, pero el interlocutor no escucha lo que uno dice. Es decir, ahora el celular no sirve para comunicarse.
Sumamente hastiado, llamé directamente a la línea de atención al cliente de Kalley exigiendo la devolución del dinero, según lo estipula el parágrafo 2 del artículo 11 de la ley 1480 de 2011, que indica que el proveedor está en la obligación de devolver el producto si este continúa fallando luego de salir del servicio técnico.
Sin embargo, con el mayor cinismo, en Kalley me dicen que allá no hacen devoluciones de dinero, y que debo llevarlo al servicio técnico para que sea revisado y, así, tal vez, cambiarlo, dando así a entender que en Kalley se saltan las leyes deliberadamente y para beneficio propio.
Pero el nivel de mezquindad, corrupción y grado de estafa que Kalley tiene quedó comprobado con lo que ocurrió después.
Procedí a llevar el celular al centro de servicio técnico una segunda vez, expliqué el problema y lo ingresaron para hacerle una revisión y, al rato, sale la empleada diciendo supuestamente que al teléfono le faltan 2 tornillos y una cinta de seguridad, que, según ella, fue removida por terceros y, por supuesto, que la garantÍa es rechazada y que yo debo costear los gastos de reparación.
¿Se puede creer el nivel de engaño, timo y robo que esta empresa Kalley hace a los usuarios?
Desde que me devolvieron ese celular apenas si lo destapé para meterle la SIM card, nunca lo llevé a un servicio técnico diferente porque justamente sabía que, en tal caso, la garantía sería rechazada y no me responderían. Y ahora se inventan todo ese cuento para no cumplir su responsabilidad.
Los tornillos de ese aparato miden como 2 milímetros y debe necesitarse una herramienta especial para abrirlos, la cual yo no tengo. Y así la tuviera, yo jamás destaparía, abriría, ni quitaría cintas de nada de ese celular, primero, porque no soy técnico en celulares, y segundo, porque, como dije, todo el mundo sabe que si uno se mete a abrir aparatos o llevarlos a otro sitio, la garantÍa se pierde. Pero de nada me valió no hacerlo, porque Kalley inventó un EMBUSTE de tal magnitud para lavarse las manos.
Pero ese día ocurrieron varias irregularidades que en el momento no noté, pero que ahora, con todo lo que ha pasado, comprendo su razón de ser.
La persona que me atendió, al yo explicarle la nueva falla, recibió el celular y lo ingresó a servicio técnico en ese mismo momento, arguyendo que el técnico “se encontraba disponible” (lo cual me pareció inusual, pues ningún celular jamás entra directamente a ser revisado por el técnico).
La persona se llevó el celular por aproximadamente 10 minutos sin haber elaborado una orden de ingreso, es decir, sin realizar el protocolo para el ingreso del celular, y sin haberlo ella abierto enfrente de mí. A los diez minutos, la persona salió con el celular desarmado, indicando que supuestamente al aparato “le faltan dos tornillos”, producto, según ella, de manipulación de terceros, y diciéndome, como mencioné antes, que elaborarían una orden de ingreso solamente para RECHAZAR la garantía, y que yo debía asumir los gastos de reparación.
Ante semejante falacia y embuste de parte de Kalley, obviamente me negué a dejar el celular una segunda vez y procedí a interponer una demanda en su contra ante la Superintendencia de Industria y Comercio, exigiendo que me hicieran la devolución del dinero pagado.
Desde entonces (octubre de 2019) el proceso de demanda avanzó lentamente. Yo exponiendo todo lo sucedido, y Kalley desestimando mis argumentos.
Hoy, 25 de agosto de 2020, finalmente se llevó a cabo la audiencia ante un juez.
Kalley, con una mezquina, irreverente, prepotente y grosera abogada, se “defendió” diciendo que no había prueba de la segunda falla ni de mi visita al centro de servicio técnico, pues no había constancia del ingreso del teléfono en los registros de ese lugar.
A pesar que expuse una y otra vez lo ocurrido el día de mi segunda visita, el juez falló a favor de Kalley y desestimó mi demanda, con lo cual perdí los 200 mil pesos más lo que me cueste adquirir otro celular.
Con todo lo que pasó, con las irregularidades mencionadas, ahora se entiende cuál es el modus operandi de Kalley-Alkosto: Alkosto vende productos defectuosos a los consumidores; cuando el consumidor hace un reclamo, se lavan las manos diciendo que es asunto de su proveedor; Kalley en su línea de atención al usuario, indica a los consumidores acudir al centro de servicio técnico; allí entrenan a sus empleados para manipular los productos que se llevan a reparación e indicar que las garantías son rechazadas inventando que los electrodomésticos han sido manipulados por terceros. Así, no habrÁ evidencia de ingresos posteriores, y los consumidores no podrán probar nada ante un juez.
De este modo, Kalley-Alkosto se lucran vendiendo productos de pésima calidad (pues todas las veces en que estuve en el centro de servicio técnico, decenas de personas estaban allí devolviendo todo tipo de electrodomésticos, como televisores, Blu rays, etc.), tienen una estrategia para anular las garantías a través de embustes y falacias, y dejan a los usuarios sin dinero, sin productos y sin ninguna prueba o evidencia a su favor que permita acusarlos ante un juez.
Kalley es una empresa exclusivamente dedicada a timar, engaÑar y estafar a los usuarios. Ha quedado totalmente comprobado con esta monumental injusticia.
Esto claramente no solo es un abuso contra el consumidor, sino una estafa en que Kalley, cuyo nombre de razón social es Colombiana de Comercio S.A., y que también pertenece a Alkosto (donde no me dieron respuesta por el producto que compré en su establecimiento) hace caer a las personas que, de buena fe, confiamos en las empresas nacionales y optamos por apoyarlos, pero así le pagan al ciudadano.
Pagué 200 mil pesos por un celular básico, pues solo lo requería para mi trabajo, pero Kalley no solo no quiso responder, sino que mediante engaños, mezquindades y embustes manipuló el proceso para salirse con la suya.
Como se ve, estamos inmersos en una sociedad en la que empresas inescrupulosas y estado juegan con los consumidores y solo se dedican a estafarnos de las maneras más descaradas y viles, dedicándose a protegerse entre ellos y a buscar las formas de perjudicarnos para quedarse con el dinero que obtienen al vender productos de pésima calidad.
Por eso, advierto a las personas que deseen comprar celulares o productos Kalley, y que tal vez se sientan atraídos por sus precios bajos, promociones o por sus supuestos beneficios, y los prevengo a NO HACERLO.
Tan pronto se hace la transacción, tanto Kalley como su distribuidor Alkosto se desentienden totalmente del cliente y no responden por NADA, y si se intenta reclamar, recurren a acciones bajas y rastreras para evitar responder.
Kalley (como Alkosto) es una empresa estafadora, ladrona y usurera, que vende productos de pésima calidad y la que jamás responde a los consumidores.
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