Gonvill y sus dulces empleadas
Al tener duda sobre la existencia de un libro de dicha sucursal pedí ayuda a una de las trabajadoras, la cual con mucha amabilidad buscó el libro que necesitaba. Al tener otra duda acudí a otra de las trabajadoras, la cual de muy mala gana busco el libro que le pedí y me lo trajo aproximadamente 10 minutos después (sabiendo que era un libro un tanto conocido) y me lo entregó aventandomelo y sin avisar nunca que ya lo tenía en mano.
En ese momento me enojé un tanto, pero traté de ponerme en los zapatos de la muchacha, pues eran las 2 de la tarde y probablemente no había comido o no había tenido su descanso (cosa que ignoro totalmente), sin embargo esto no paró ahí, mi madre, que estaba buscando libros sobre acertijos matemáticos preguntó a otra de las empleadas la cual después de unos pares de dudas se molestó y llamó al guardia de seguridad porque "No sabe ni lo que quiere", o al menos eso escuchamos toda mi familia y yo. Ahí fue cuando me ofendí mucho y yo las traté de la misma manera que ellas me trataron a mí.
Porque ni ellas ni nadie tienen derecho a hacer tal barbaridad ni con mi madre, ni con ningún otro cliente con dudas, porque al fin y al cabo ese es su trabajo, y nadie las obliga a trabajar, no es culpa de los clientes que tengan un mal día o que no les parezcan ciertos aspectos de la empresa, no es la manera de dar a conocer desacuerdos, porque de esa manera solo se "joden" a sí mismas o mismos.
Pagué mis libros y salí de ahí rabiando por tal atrocidad cometida.
Gracias al envidiable comportamiento de la señorita tuve que recorrer el centro tapatío en busca de otra sucursal con trabajadores comprometidos y amables.
Y la encontré, llegué a la sucursal Independencia donde me atendieron de maravilla e incluso les platiqué del problema y me di cuenta que al parecer no era la única persona que había ido a quejarse de ellos y eso me dio mucho gusto.
Pero claro, la diferencia de edades es bastante grande; las señoritas de la sucursal Juárez casi alcanzaban los 30 o quizá 40 años, mientras que los muchachos de la sucursal Independencia no sobre pasaban los 25; un trabajo se podría decir ideal para un chico que estudia o es recién egresado de alguna carrera, NO un trabajo de planta. Me gustaría que la compañía Gonvill pusiera un límite de edad para sus trabajadores (en caso de ser ese el problema) o simplemente advertir a los clientes de tan mal comportamiento por parte de los empleados.
Por lo menos yo, no entraré a esa sucursal por un tiempo, ya que realmente se me hizo algo muy desagradable y de mal gusto.
Espero que a nadie más le suceda algo parecido.
Saludos.
(Foto 1: Sucursal Juárez, Foto 2: Sucursal Independencia).
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Comentarios sobre esta queja
Comparto tu pesar, y lamento muchísimo el trao que recibió tu mamá. Su único error fue creer que los empleados de Gonvill iban a poder ayudarla. Por cierto,a mí me encantan los libros de acertijos matemáticos :).
En Gonvill es casi imposible comprar o encontrar cualquier libro que no sea de texto. Los muchachos que atienden son bastante ineptos. Por ejemplo, apenas saben usar su sistema informático para buscar libros, cometen faltas de ortografía básica al buscar, desconocen los nombres de los autores más comunes (si les pides algo más que Carlos Cuauhtémoc Sánchez se te quedan viendo como si fueras un bicho raro)y me consta que a veces dicen que no tienen un libro cuando yo lo estoy viendo en el estante de enfrente. A duras penas entienden la clasificación por temas, y por lo tanto no saben dónde ni cómo buscar. ¿Comprar literatura universal, ensayo político, o libros técnicos especializados en Gonvill? Ni lo pienses. Por todas estas razones yo dejé de ir a Gonvill hace muchos años, y me da mucho coraje que se hayan convertido en el monopolio de las librerías en Guadalajara. Siempre que puedo voy a Gandhi, a la librería del FCE o a Siglo XXI. Y si no hay lo que busco, de plano compro por internet.
Saludos cordiales!
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